La histórica visita de Su Majestad el Rey Felipe VI a Córdoba, acaba de ser recordada por el portal Gurmé del diario ABC , que ha rememorado donde disfrutó de una comida en uno de los restaurantes más emblemáticos de la ciudad: Pataya. Este establecimiento, conocido por su cocina tradicional y su trato cercano, fue el elegido para celebrar un almuerzo muy especial que en su momento sorprendía tanto a los comensales presentes como al propio equipo del restaurante.
El evento tenía lugar en el marco de un encuentro de la promoción de la Academia Militar de Zaragoza, a la que pertenece el Rey, una reunión que se celebra anualmente en una ciudad diferente de España. En esta ocasión Córdoba fue la ciudad elegida y Pataya, abierto desde 2015, tuvo el honor de ser el restaurante anfitrión.
Un almuerzo de alta cocina cordobesa
Según el dueño del restaurante, Andrés Avilés de las Heras, la elección de Pataya no fue casual. Este establecimiento se ha ganado una sólida reputación en Córdoba gracias a su enfoque en la cocina tradicional andaluza, elaborada con de primera calidad. De hecho el menú que se servía ese día fue un claro reflejo de los sabores más representativos de la Región. Entre los platos que se sirvieron al Rey y su grupo de comensales, destacó una ensaladilla de gambas, el típico salmorejo cordobés, flamenquines de jamón serrano y ternera, rabo de toro deshuesado con patatas panaderas y un guiso de callos que recibió elogios por parte de los asistentes.
De postre se ofreció un pastelón cordobés, una delicia tradicional que cerraba la comida con un toque dulce. Sin embargo lo que realmente marcó la diferencia en esta visita fue el gesto inesperado de Su Majestad, quien, al finalizar el almuerzo, pidió un café irlandés, una bebida fuera de carta: «No lo teníamos en el menú, pero quisimos tener el detalle de invitarle», recuerda Andrés Avilés.
Un momento que quedará en la memoria de todos
Aunque no estaba previsto, el momento se convertía en una de las anécdotas más entrañables de la jornada. A diferencia de otras visitas oficiales, el Rey disfrutó de una comida completamente privada, sin cámaras ni comitiva oficial, lo que hizo que la experiencia fuera aún más especial. Los clientes que se encontraban en el restaurante en ese momento se sorprendieron al ver al monarca compartir espacio con ellos, lo que convirtió el ambiente en algo completamente único.
El dueño del restaurante recprdana cómo, después de terminar su almuerzo, Felipe VI se levantaba, se dirigía al equipo de Pataya, agradecía el trato recibido y se fotografiaba con los empleados: «Es un hombre muy campechano, muy cercano. Fue un gesto que nos emocionó».
Desde aquella histórica visita el restaurante Pataya ha quedado vinculado a este episodio tan especial. Sin embargo sus responsables prefieren seguir manteniendo la esencia que les ha caracterizado desde su apertura: una cocina basada en productos locales, un trato cercano con los clientes y un ambiente acogedor.