Alberto Núñez Feijóo tiene claro cuál es el tono que debe tener el PP en el Congreso. El líder de los populares ha anunciado que Miguel Tellado dejará ser el portavoz en la Cámara baja para ocupar la secretaria general del partido y su lugar al frente del grupo parlamentario lo ocupará Ester Muñoz (1985, León), digna sucesora del ala dura que representa el diputado gallego. Haciendo gala siempre de un discurso duro, en su entorno cercano aseguran que se trata de una «currante» y algún rival político la define como «lista y hábil«.
Muñoz estudió Derecho entre León, su ciudad natal, y A Coruña, para terminar cursando un máster en Derecho Internacional en Murcia. En 2011, apenas terminó sus estudios, empezó a militar en el PP, donde escaló poco a poco, llegando a ocupar la vicesecretaría de Organización electoral. Su salto a la política institucional se produjo a la inversa de lo que suele ocurrir: con poco más de 30 años se convirtió en senadora, tras las elecciones de 2016, cargo que ocupó durante una legislatura.
En las elecciones de abril de 2019, Muñoz no logró revalidar su escaño en el Senado. Sin embargo, la futura portavoz del PP en el Congreso, a falta de que los cambios se validen en los próximos días, fue rescatada por el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que la fichó como asesora dentro de su propio gabinete, primero, y la situó después como delegada territorial de la Junta de Castilla y León en la provincia de León. Durante aquellos años se hizo también con la presidencia del PP de León.
Un discurso agresivo
Su vuelta a la arena nacional se produjo de mano de Feijóo. Tras hacerse con la dirección del partido en abril de 2022 en un congreso en el que no tuvo rivales, el líder del PP eligió a Muñoz como vicesecretaria general de Educación y Salud y un año más tarde, en las elecciones de julio de 2023, la situó como cabeza de lista al Congreso por la circunscripción de León. Desde entonces, Muñoz se ha forjado en sus choques con las vicepresidentas María Jesús Montero y Yolanda Díaz y con el ministro de Transporte, Óscar Puente, una imagen de parlamentaria contundente, con discursos agresivos y ruedas de prensa plagadas de gruesos descalificativos.
Esa pertenencia al ala más dura del PP, al menos en lo dialéctico y en la misma línea que representa Tellado, le ha valido las críticas del PSOE. Este mismo miércoles, tras conocerse su nombramiento, fuentes socialistas han lamentado que «el PP se va a parecer más a un grupo de hooligans que a un partido conservador moderado» y denuncian las continuas «faltas de respeto» de la diputada popular. «Yo quiero agradecer al PSOE sus palabras, para mí son un cumplido. […] Para mí sería algo malo que al PSOE, a Sánchez y a sus ministros les gustara mi perfil», ha respondido Muñoz en unas declaraciones en las que ha dado buena cuenta de su estilo, llegando a acusar a Sumar de tener entre sus filas casos de «agresiones, abusos sexuales e incluso de pederastia».
Sin embargo, hay entre los portavoces de otras formaciones quien la considera «lista y hábil», aunque «fanática» de sus ideas. En su entorno más cercano prefieren calificar ese fanatismo de «cabezonería» cuando se propone conseguir algo. Quienes comparten el día a día con ella destacan que es una «currante» y que su trabajo en el Congreso durante los últimos años lo demuestra. Ahora, tiene por delante la tarea de liderar al grupo parlamentario popular y de reconstruir los puentes con el resto de partidos si quiere el apoyo de estos para aprobar una moción de censura contra Sánchez.
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