El plan de Milei. Desmantelar la Ciencia y la Tecnología para disciplinar al pueblo

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El plan de gobierno de Milei y los desafíos de una respuesta popular

Por: Raúl Gómez y Ezequiel Leiva

Desde la asunción del gobierno de Javier Milei, el sistema científico y universitario argentino atraviesa un proceso de desmantelamiento sin precedentes desde el retorno de la democracia. Lo que a primera vista puede parecer una serie de recortes presupuestarios descoordinados responde en realidad a un proyecto político deliberado, que busca subordinar el desarrollo del conocimiento a los dictados del capital financiero y del nuevo orden imperialista global.

En esta nota intentamos analizar el alcance de este ataque, sus causas estructurales y las alternativas que se abren desde una perspectiva de defensa irrestricta de la ciencia, la universidad pública y gratuita, y el proyecto de un país independiente.

El ajuste planificado: las cifras del desguace

En apenas un año y medio de gestión, el gobierno de La Libertad Avanza eliminó más de 4.100 puestos de trabajo en el sector científico tecnológico, lo que representa una caída del 5,5% en el empleo del área. (1) El CONICET perdió 1.513 cargos, seguido por el INTI (734) y el INTA (436), todos organismos centrales en la matriz de investigación aplicada y transferencia tecnológica. (1) (2)

Se suspendieron desembolsos ya aprobados de proyectos PICT y se realizó la reiterada postergación de nuevas convocatorias. Por ejemplo, una convocatoria de la Agencia para I+D+i fue abierta el 27-12-23 y fue postergada varias veces, ahora hasta el 24-7-25. Además, se paralizaron proyectos internacionales y desaparecieron los proyectos PME (Proyectos de Modernización de Equipamiento, destinados a solucionar el problema de obsolescencia de los equipos). (3)

También se eliminaron los contratos con editoriales académicas internacionales y el acceso a bases de datos clave como Scopus, afectando gravemente la capacidad de publicación y evaluación de las investigaciones locales. (3) El Programa Raíces —instrumento fundamental para el retorno de investigadores del exterior— quedó suspendido casi en su totalidad. (2)

El resultado es un escenario de parálisis institucional, precarización laboral, abandono de líneas de investigación, migración masiva de científicos y científicas, y ruptura de vínculos internacionales.

Marcha en defensa del sistema científico en Córdoba.

Un discurso falaz apoyado en la ignorancia

Desde el gobierno y sus voceros se sostiene que sólo debe sobrevivir la ciencia -o el sector tecnológico- que resuelva el problema de esta o aquella empresa. Este análisis implica, en el mejor de los casos, un desconocimiento absoluto del funcionamiento de un sistema científico-tecnológico.

En el sistema, como en un organismo, convergen conocimientos básicos y aplicados de diferentes disciplinas que, dada una necesidad, se fusionan para resolverlo. Por ejemplo, hoy en día es imposible para un químico resolver un problema dado sin la ayuda de herramientas físicas, matemáticas, informáticas, etc.

A esto se suma el impacto que el desarrollo tecnológico tenga en la sociedad, donde se debe considerar el impacto del mismo en el ambiente y en la salud física y mental de la población, por lo que entran en juego los estudios ambientales, médicos, sociológicos, psicológicos, etc.

Siguiendo la analogía de un organismo, creer que un grupo de científicos aislado le pueda resolver un problema a una empresa por sí mismo, es como pensar que un brazo sin cuerpo (donde está obviamente el cerebro y los demás órganos) pueda realizar por sí solo una tarea como levantar un peso del suelo. 

Una política coherente con el modelo de país que se busca imponer

Este ataque a la ciencia y a la universidad no es un daño colateral del ajuste, sino una pieza clave del plan económico del gobierno. En el marco de una inserción subordinada al nuevo orden imperialista global, la élite gobernante apuesta a desmantelar todo rasgo de autonomía científica y tecnológica que pueda poner en cuestión el rol de Argentina como exportadora de materias primas y proveedora de mano de obra barata. Subordinada al imperio mediante una reconversión capitalista casi sin precedentes. 

La política de ciencia y técnica aparece así reconfigurada como una herramienta de disciplinamiento social y productivo. No se trata solo de reducir gastos fiscales, sino de suprimir espacios donde históricamente se produjo pensamiento crítico, innovación tecnológica autónoma y formación de cuadros con compromiso social.

Bajo esta lógica, la producción de conocimiento se concibe como un privilegio reservado al sector privado o a capitales transnacionales, mientras se precariza hasta el extremo a quienes se desempeñan en el ámbito público. Como señala el investigador Jorge Geffner, “estamos asistiendo al desmantelamiento masivo de grupos de investigación, y eso significa la destrucción de capacidades estratégicas del país”. (1)

Foto: Pedro Pallero

El éxodo de talentos y el drama cotidiano de los científicos

Jóvenes científicos y científicas, formados durante décadas en el sistema público, comenzaron a emigrar. Muchos de ellos denuncian que no es una decisión voluntaria, sino la única salida posible ante la falta de ingresos, el vaciamiento institucional y la creciente sensación de que no hay futuro.

Leonardo Amarilla, investigador del CONICET y docente en la Universidad Nacional de Córdoba, resume el drama de su generación: “trabajo 14 horas por día, doy clases, investigo, y manejo un Uber para llegar a fin de mes. No doy más. Pensé que podía dejar algo en mi país, pero ahora me arrepiento”. (2)

Historias similares se repiten en todo el país: Ayelén Branca, doctora en Filosofía, se prepara para emigrar a México; Camila Neder, bióloga, ya trabaja en Chile; Manuela Funes, especialista en pesca artesanal, tuvo que aceptar un contrato en España luego de que se bloqueara su ingreso al CONICET. (2)

Pero el daño no es solo individual. Cada investigador que se va implica años de formación financiados por el Estado, redes de cooperación que se rompen, proyectos que se suspenden y estudiantes que se quedan sin dirección.

Marco internacional: el auge de la ultraderecha y la ofensiva anticientífica

El ataque al sistema científico argentino forma parte de una avanzada global de gobiernos de ultraderecha y proyectos neoliberales extremos que, en nombre de la “libertad de mercado”, promueven la destrucción de las instituciones públicas, el negacionismo científico y la privatización del conocimiento.

Desde el trumpismo en Estados Unidos, con su negación del cambio climático y el desprecio por la ciencia pública, hasta el bolsonarismo en Brasil, que desfinanció universidades y organismos como el CNPq y CAPES, pasando por Giorgia Meloni en Italia o Viktor Orbán en Hungría, asistimos al ascenso de una ultraderecha reaccionaria que ataca sistemáticamente la ciencia, la cultura y la educación.

En este contexto, Javier Milei representa una versión sudamericana de esa tendencia. Sus declaraciones contra la universidad pública y su desdén por la investigación científica evidencian que su proyecto se inscribe en una estrategia más amplia de subordinación ideológica, cultural y económica a los intereses del capital transnacional.

El capitalismo no se ha recuperado de la crisis económica del 2008, ni puede hacerlo sin una nueva guerra mundial, para la cuál las principales potencias parecen no sentirse preparadas. Por eso, la salida para él es dar un salto monumental en la explotación, lo que enfrenta la resistencia de las masas trabajadoras. La burguesía imperialista necesita regímenes más represivos para vencer esa resistencia e imponer un nivel de superexplotación que incremente la ganancia. Esto explica que un sector de la clase dominante impulse el actual ascenso de la extrema derecha y el giro del arco político burgués de conjunto hacia el autoritarismo y el oscurantismo. (4)

El vaciamiento de los sistemas científicos no es un daño colateral, sino una condición para imponer modelos económicos regresivos, de superexplotación, extractivistas y autoritarios. Sin pensamiento crítico ni producción soberana de conocimiento se consolida el ideal neoliberal: un Estado mínimo para los pueblos, pero omnipresente para garantizar ganancias a las corporaciones.

Fragilidades estructurales que explican la vulnerabilidad del sistema

Para comprender por qué el sistema científico argentino resulta tan vulnerable al ataque actual es necesario reconocer algunas debilidades estructurales de éste, acumuladas durante décadas y que de alguna manera facilitaron el proceso de desmatelamiento actual:

  1. Altísima dependencia del presupuesto estatal anual, sin leyes que garanticen una inversión mínima sostenida, lo que lo deja a merced de los vaivenes políticos.
  2. Precarización laboral crónica: becarios sin derechos laborales, contratos temporales, pocas condiciones materiales para desarrollar sus tareas.
  3. Desarticulación de un modelo de desarrollo autónomo: la ciencia ha sido sistemáticamente subalternizada respecto a las necesidades del capital financiero y las élites extractivistas, quedando muchas veces atrapada en lógicas de financiamiento internacional ajenas a los intereses populares.
  4. Centralización y desigualdades regionales, que han limitado la expansión federal del conocimiento, especialmente en zonas de menor desarrollo relativo.
Foto: Pedro Pallero

La disputa por la ciencia es una disputa por el país

Frente a este panorama no alcanza sólo con reclamar más presupuesto o defender el sistema científico como si fuera una isla de excelencia neutral. Lo que está en juego es mucho más profundo: es la posibilidad de construir una sociedad basada en el conocimiento, la cooperación, la soberanía y la justicia social.

Defender la ciencia y la universidad pública implica, por lo tanto, disputar el modelo de país. Y eso exige avanzar hacia una agenda política transformadora:

  • Reincorporación inmediata de los 4.000 trabajadores despedidos del sistema científico y universitario.
  • Restitución de los programas y fondos cancelados: PICT, PME, Construir Ciencia, Equipar Ciencia, y del acceso a bases de datos científicos internacionales.
  • Apertura y financiamiento pleno de nuevas convocatorias, ingreso efectivo de los 845 investigadores seleccionados, y becas garantizadas para jóvenes científicas y científicos.
  • Salarios dignos, estabilidad laboral y reconocimiento de derechos para becarios, investigadores, docentes y técnicos.
  • Inversión sostenida de por lo menos 1% del PBI en ciencia y tecnología, garantizada por ley con actualización anual. (6)
  • Federalización real del sistema científico, priorizando el desarrollo en regiones postergadas.
  • Relanzamiento del Programa Raíces y de los vínculos de cooperación regional con países del sur global.
  • Creación de una Agencia Nacional de Ciencia Soberana, con participación de trabajadores, universidades y comunidades, orientada a resolver problemas estructurales del país: salud, alimentos, vivienda, energía, ambiente, producción.
  • Ruptura con el FMI y no pago de la deuda externa como condición para financiar un modelo alternativo de desarrollo.

Conclusión: ciencia y conciencia para la transformación, con un programa de lucha unificado

La defensa del sistema científico argentino no puede sólo limitarse a un reclamo sectorial ni a la nostalgia por lo perdido. Lo que se está jugando es el tipo de país que tendremos: uno donde la ciencia esté al servicio de las necesidades populares, el desarrollo soberano y la justicia social, o uno subordinado a las exigencias del capital financiero y las potencias imperialistas.

La profundidad del ataque que encabeza el gobierno de Milei exige una respuesta a la altura. Una resistencia firme, con capacidad de movilización sostenida, pero también con una perspectiva de programa político que unifique a quienes luchan contra el ajuste.

Desde este punto de vista, la comunidad científica no debe replegarse ni aislarse. Por el contrario, está en condiciones de convertirse en una aliada estratégica del conjunto del pueblo trabajador y de aportar no solo capacidad técnica, sino también legitimidad y organización para un plan de acción común. Hay que avanzar en un programa unificado que articule demandas urgentes con una perspectiva de transformación de fondo.

Este programa sólo podrá imponerse con una fuerza social organizada. Por eso, es urgente avanzar en la articulación con otros sectores que hoy enfrentan el ajuste: sindicatos docentes y estatales, trabajadores precarizados y desocupados, organizaciones estudiantiles, asambleas barriales, cooperativas, colectivos ambientales y feministas.

La unidad de estas luchas puede y debe transformarse en una fuerza política que plantee no sólo el rechazo al gobierno actual, sino también una salida propia. Una salida que comience por el no pago de la deuda externa, una ruptura soberana con el FMI y el inicio de un proceso de reorganización económica en beneficio de las mayorías.

Las masivas marchas del año pasado —con universidades movilizadas junto al pueblo en las calles— mostraron que hay fuerza para avanzar. El desafío es sostenerla, ampliarla y darle perspectiva política. La defensa de la ciencia puede ser uno de los puntos de partida para la reconstrucción de un proyecto colectivo que devuelva esperanza a millones.

Porque, en última instancia, no se trata solo de defender el conocimiento, sino de ponerlo al servicio de una Argentina nueva, libre, igualitaria y soberana. Para que el futuro no se escriba desde afuera, sino desde el corazón mismo de nuestro pueblo.


  1. Marina, R. (2025, 29 de mayo). Ajuste en Ciencia: el gobierno de Javier Milei recortó un 5,5% del empleo en el sistema científico. Chequeado.  https://chequeado.com/el-explicador/ajuste-en-ciencia-el-gobierno-de-javier-milei-recorto-un-55-del-empleo-en-el-sistema-cientifico/
  2. 2) Bär, N. (2025, 15 de mayo). Éxodo de investigadores por la parálisis casi total del sistema científico. El Destape. https://www.eldestapeweb.com/sociedad/ciencia/exodo-de-investigadores-por-la-paralisis-casi-total-del-sistema-cientifico-202551517829

3) Peirano, F. (2025, mayo 23). 🔴 EN VIVO | El Destape [Video]. YouTube. https://youtu.be/zLhRR93BAfs “Ya perdimos 500 investigadores en esta gestión”. [00:52:10]

4) Liga Internacional Socialista. (2025, 2 de abril). ¿Nuevo orden mundial o más desorden? https://lis-isl.org/es/2025/04/nuevo-orden-mundial-o-mas-desorden/

5)  Esta inversión está actualmente en el 0,52 %, es decir alrededor de ¼ de la media mundial. Si miramos a Corea del Sur, que tiene un volumen humano semejante a nuestro país, nos encontramos con que destina un 4.9% de su PBI a la investigación. Esta inversión da sus frutos. Se estima que las inversiones en investigación contribuyeron en un 40% al PBI del país en el periodo 2013–2017. Un ejemplo quizás más cercano es el de Australia, que destina aproximadamente el 2,7% de su PBI al desarrollo de la investigación científica. Este país emplea a 760 mil científicos y sus desarrollos producen más de 300 mil millones de dólares, el 22% del PBI.

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