Desde la Redacción de El Diario de Carlos Paz
La distinción internacional para el artista salteño Gabriel «Guaira» Castilla será otorgado por la Unión Internacional de la Marioneta (UNIMA), y el anuncio se realizó en Chuncheon, en la República de Corea.
El maestro titiritero que reside en Salya, recibió en el mes pasado de mayo, la noticia de la premiación. Le otorgarán el título de
Miembro de Honor en reconocimiento a su excepcional contribución al arte del títere y a su inquebrantable compromiso con la misión y los valores de la UNIMA.
Su dedicación no solo ha impulsado el títere como práctica artística y cultural, sino que también ha ayudado a conectar comunidades, inspirando a generaciones y preservando una tradición que continúa evolucionando con un significado y una relevancia propias.
Este reconocimiento es una sincera expresión de gratitud y respeto por parte de la UNIMA Internacional y de una comunidad global que reconoce el legado que usted ha aportado. Al ser nombrado Miembro de Honor, usted se une a algunas de las figuras más respetadas de la historia del títere: a aquellos que, desde la fundación de la UNIMA en 1929, han dado forma y enaltecido
esta forma artística.
Al acercarse la UNIMA a su centenario en 2029, aprovechamos este momento para celebrar, su impacto y destacar su lugar en nuestra historia compartida.
El anuncio fue publicado por el presidente de la Institución, Dadi D. Pudumpe e Idoya Otegui, secretaria general de la UNIMA.
Sobre el maestro
Gabriel “Guaira” Castilla la recibe en la ya histórica casa (paterna) del Pasaje Sgto. Cabral de la ciudad de Salta, donde pasa sus días simples y profundos entre quien sabe qué otros días, imágenes y voces que se reencuentran y acompañan. Pudoroso, Guaira guardó el honroso envío de hace un par de meses, hasta que un descuido nos permite -una vez más- la imprudencia, por así decirlo, de hacerlo público.
Apelamos a que nos exima de ello el hecho de la necesidad pública (coherente con la “filosofía” tanto de
un titiritero como de UNIMA) de incluir en la vertiginosa correntada de las info redes un digno y justo gesto, un noble hecho del mundo del arte y la cultura: reparador, curativo de tanta lastimadura injusta en el actual tejido popular -con saña en las partes más vulnerables- de nuestra sociedad.
La distinción a Castilla también hace justicia con toda una estirpe de hacedores de “artes olvidadas” que forjaron un buen pedazo de nuestra alma.
En nuestro país, en los años inmediatamente anteriores a los del comienzo de Guaira como titiritero, aparecen nombres como los de Ramos, Villafañe, Di Mauro, Wernicke, Birri, Lasansky, García Bes, Castilla (Manuel J. y Teuco), Saavedra, Vaccaro, Burnichon,… : quienes también resultaron ser grandes poetas, escritores, educadores, plásticos, cineastas y teatristas o editores que pasaron por los títeres recogiendo y aportando diferentes matices: por ejemplo con el acento puesto más en la palabra que en la plástica, o en el teatro.
Debemos recordar que hubo -en los años 1940/50 o 60 – toda una generación de gente nuestra del arte y la cultura que no solo recorrió el país, el continente y los caminos del mundo sembrando arte y educación; nos dejaron a los talentosos continuadores y sostenedores del arte de los títeres, según es el caso de «Guaira» Castilla.
Hoy este salteño universal es reconocido no solo como magistral practicante -durante décadas y ante los más diversos públicos- sino como talentoso creador de obras para los muñecos y el retablo, textos sobre teoría y práctica, y minimalistas obras poéticas: realmente únicas. De uno de esos (inconseguibles) libros suyos -“El pensamiento del títere”- transcribimos un aforismo, fruto no solo de sus reconocidos hacer y saber, sino de su genuina modestia, de esconder su “yo” para darle, siempre, la voz a un “otro”
que nos hará más hondos y felices: “El buen titiritero es el azar. Cuando un manipulador logra corromper esa corriente puede decir “que le ha aparecido por primera vez un títere. Y ello es aparición porque comprende al títere y a la atmósfera del títere, al cuerpo y al aura simultáneamente.
Deben ser ambos complementarios ya que el títere debe moverse dentro de su aura. Fuera de ella es ineficaz”( p.17)