La Reunión de Alto Nivel (RAN) entre Marruecos y España, que se celebra este miércoles y el jueves en Madrid, ha encendido las alarmas en Canarias. El reino alauí afronta la cumbre reforzado por la reciente resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que Rabat interpreta como un respaldo a su plan de autonomía para el Sáhara Occidental.
Tres años después del último encuentro hispano-marroquí, y tras el histórico cambio de posición de Pedro Sánchez en el conflicto del Sáhara Occidental –contestado y censurado por todo el arco parlamentario excepto el PSOE–, Marruecos llega a la cita con un listado de nuevas exigencias.
Temas sensibles para el Archipiélago
En este contexto, Rabat podría insistir en varios puntos sensibles para Canarias: la delimitación de las aguas territoriales, la explotación de hidrocarburos, el acceso a los recursos minerales submarinos –como el Monte Tropic–, la revisión de los acuerdos de pesca y seguridad fronteriza, o el control del espacio aéreo del Sáhara Occidental, que se gestiona desde Canarias.
Diversas publicaciones próximas al entorno diplomático marroquí, como Atalayar, han defendido la posibilidad de un acuerdo «beneficioso para ambas partes», por el cual España facilitaría la resolución de esos «flecos pendientes»–y más tras el apoyo explícito de Pedro Sánchez al plan autonomista de Marruecos– a cambio de una supuesta «seguridad jurídica reforzada para Canarias«, pese a que la soberanía española sobre el Archipiélago nunca ha estado en cuestión.
El control del espacio aéreo
La expansión pretendida por Marruecos en las aguas territoriales ha sido una demanda continua del país vecino para la explotación de hidrocarburos o de las tierras raras submarinas. Pero va más allá. El control del espacio aéreo sobre el Sáhara Occidental se empezó a negociar en 2023. Entonces, el Gobierno de España reconoció ante el Senado que había iniciado conversaciones con Marruecos para «gestionar los espacios aéreos», de acuerdo con el punto 7 de la Declaración Conjunta de 2022. En aquel momento, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, aclaró públicamente que «el espacio aéreo español no es negociable», aunque admitió que existía cooperación técnica entre ambos países para mejorar la seguridad y las comunicaciones. Aun así, la revelación de esas conversaciones causó malestar en Canarias.
“Gravedad” del asunto
El entonces senador y candidato a la Presidencia Fernando Clavijo advirtió de la «gravedad» de estas negociaciones. «No sabemos bajo qué condiciones se hacen ni a cambio de qué», remarcó entonces.
«Igual un día nos despertamos y resulta que Canarias también es Marruecos«, dijo tras acusar al Ejecutivo central de actuar «a espaldas de las Islas» en un asunto «de muchísima gravedad» que afecta a la soberanía, la seguridad y los intereses estratégicos del Archipiélago.
Clavijo reclama presencia en la cumbre
Dos años después, ya como presidente del Gobierno, Fernando Clavijo volvió este martes a expresar sus preocupaciones y se quejó de que se excluya a Canarias de la Reunión de Alto Nivel. De hecho, remitió una carta y un whatsapp al ministro de Asuntos Exteriores para reiterar la necesidad de que Canarias esté representada en la cumbre que se inicia hoy en Madrid, recordando que la ‘agenda canaria’, firmada con el Gobierno central, garantiza esa presencia en cualquier negociación con Marruecos que afecte directamente al Archipiélago.
La ‘agenda canaria’ subraya tres ámbitos en los que la participación activa de Canarias resulta ineludible: la delimitación de los espacios marítimos, la gestión de los movimientos migratorios y la explotación de los recursos naturales.
Albares responde a Clavijo
Albares respondió al presidente por mensaje en la mañana de este miércoles. El ministro considera que, aunque se hable de temas canarios, al tratarse de una competencia del Estado, no tiene que estar Canarias, explicó Clavijo, quien reiteró que esta respuesta no obedece a lo firmado en la ‘agenda canaria’.
No obstante, Albares le garantizó, como lo hizo en la cumbre anterior, la presencia de Canarias en los grupos de trabajo entre ambos países. Clavijo criticó al respecto que «esos grupos ni siquiera se han convocado».
A su juicio, aunque las relaciones exteriores sean competencia del Estado, por «transparencia y coherencia» con la ‘agenda canaria’, el Gobierno regional debe estar presente en la cumbre «para saber de lo que se habla». La última RAN tuvo lugar en Rabat el 1 y 2 de febrero de 2023 y entonces Pedro Sánchez no fue recibido por Mohamed VI, quien se encontraba de vacaciones.
Morales advierte del “riesgo” para Canarias
Por su parte, el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, advierte de que la actual estrategia marroquí «pone en riesgo el futuro económico y territorial de Canarias». Considera que la cooperación con Marruecos solo será legítima «si respeta la soberanía de Canarias, la legalidad internacional y los derechos del pueblo saharaui«. En caso contrario –alerta–, puede convertirse en «una construcción frágil, rentable para unos e ilegal para otros».
Los riesgos de ceder el espacio aéreo
«La gestión del espacio aéreo sobre el Sáhara es presentada como una mera cuestión técnica, pero no lo es», afirma el presidente del Cabildo grancanario, Antonio Morales. En su opinión, es una cuestión de soberanía y seguridad para España y para Canarias.
Ceder su gestión a Marruecos, aunque sea de forma progresiva, debilita la posición estratégica de España y la OTAN en el flanco sur, añade. El portavoz de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) en Canarias, José Luis Feliu, advierte de que esta cesión tendría consecuencias económicas, operativas y de seguridad para España y para las Islas. Explica que el actual sistema, gestionado desde el Centro de Control de Gran Canaria, funciona «de manera excelente», y desde sus instalaciones se supervisan las aproximaciones a los aeropuertos de El Aaiún y Dajla.
Feliu recuerda que este espacio forma parte de la Región de Información de Vuelo (FIR) de Canarias, asignada a España por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) desde los años cincuenta, y está gestionada por Enaire.
