Crocantes por fuera, suaves por dentro y con ese sabor casero que nunca pasa de moda, los bizcochitos son un infaltable en desayunos, meriendas o picadas.
Esta receta sin gluten conserva toda la textura y el sabor del clásico, ideal para quienes buscan una opción apta para celíacos o una versión más liviana sin perder placer.
Una receta simple y con ingredientes accesibles
Preparar estos bizcochitos sin TACC es más fácil de lo que parece. Solo necesitás algunos ingredientes básicos y pocos minutos de amasado. El resultado: una masa suave, maleable y deliciosa, perfecta para disfrutar recién salida del horno o guardar para más tarde.
Ingredientes
- Harina sin gluten: 250 g
- Fécula de maíz: 50 g
- Grasa vacuna o manteca: 70 g
- Sal fina: 1 cucharadita
- Polvo de hornear: 1 cucharadita
- Agua tibia: 100 ml (aproximadamente)
Paso a paso para unos bizcochitos perfectos
Mezclar los secos. En un bol, unir la harina sin gluten, la fécula, la sal y el polvo de hornear.
Agregar la grasa. Incorporar la grasa vacuna o manteca y trabajar con las manos o un tenedor hasta lograr una textura arenosa.
Formar la masa. Añadir el agua tibia de a poco hasta obtener una masa suave y homogénea. No es necesario usar toda el agua.
Estirar y cortar. Sobre una superficie apenas enharinada con harina sin gluten, estirar la masa hasta un grosor de 1 cm. Cortar discos de unos 4 cm de diámetro.
Hornear. Colocar los bizcochitos en una placa sin enmantecar y hornear en horno precalentado a 200 °C durante 12 a 15 minutos, hasta que estén doraditos.
Enfriar y disfrutar. Dejar enfriar unos minutos antes de servir.
Tips y variantes para personalizarlos
- Se conservan frescos y crocantes hasta 3 días en un frasco hermético o lata.
- Podés sumar semillas, queso rallado o hierbas secas para variar el sabor.
- Si preferís una versión más liviana, reemplazá parte de la grasa por aceite neutro.
- También se pueden preparar en versión mini para acompañar picadas o servir como snack saludable.
Un clásico renovado para compartir
Estos bizcochitos sin gluten son una alternativa deliciosa y práctica para quienes buscan cuidar su alimentación sin renunciar al sabor. Perfectos para acompañar el mate, el café o un té de la tarde, traen el sabor de lo tradicional en una versión accesible, casera y apta para todos.
