La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) difundió un nuevo informe en el que describe con crudeza el impacto social y productivo que están dejando las inundaciones en vastas zonas de la provincia de Buenos Aires. Según la entidad, el problema ya no se limita a la pérdida de hectáreas, sino que afecta directamente la vida cotidiana de las familias rurales.
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Inundaciones en la localidad bonaerense de 9 de julio.
“Hay parajes completamente aislados, donde los chicos no pueden concurrir a la escuela, donde una ambulancia no puede llegar si alguien se enferma, donde trasladarse hasta un pueblo se convierte en una odisea”, advierte el documento.
Según el informe, al principio, marzo/abril, el epicentro de la inundación se concentraba en los partidos de Bolívar, 25 de mayo, Carlos Casares, 9 de Julio y parte de Hipólito Yrigoyen. Sin embargo, con las precipitaciones acumuladas en los últimos 60 días, el área afectada se fue ampliando de manera alarmante: hoy se estiman casi 1,5 millones de hectáreas comprometidas en el centro bonaerense y, si se contempla la totalidad de la cuenca del río Salado, el número supera los 2 millones de hectáreas con graves problemas de anegamiento o inundación.
«A eso hay que sumar aquella superficie que, si bien no está inundada o anegada, tampoco puede ser trabajada por falta de piso para la maquinaria o imposibilidad de acceso, por lo que la superficie afectada y que corre riesgos para la producción supera los 3 millones de hectáreas», indicaron desde la entidad de productores.
El partido de 9 de Julio es el más afectado. con 162.474 hectáreas: 61.731 hectáreas inundadas, 52.408 hectáreas muy anegadas y 48.335 hectáreas con anegamiento total.
Le siguen Lincoln, con 150.587 hectáreas: 55.959 hectáreas inundadas, 43.588 hectáreas muy anegadas y 51.040 con anegamiento total; y Bolivar, con 140.528 hectáreas: 33.391 hectáreas inundadas, 55.721 hectáreas muy anegadas y 51.416 con anegamiento total.
CARBAP reiteró su pedido a los gobiernos provincial y nacional para que se avance en tres puntos clave: Obras hídricas largamente postergadas y cada vez más urgentes, aplicación inmediata de la Ley de Emergencia Agropecuaria, con prórroga de impuestos provinciales, municipales y nacionales y líneas de financiamiento específicas a través del Banco Nación y Banco Provincia, que permitan sostener y recuperar la actividad de los productores.
Una situación límite
La entidad recordó que fue la primera en advertir sobre la magnitud del problema y que su red de rurales trabaja a diario relevando la situación en los campos anegados. Sin embargo, advirtió que “nada de esto alcanza si las autoridades en todos sus niveles de gobierno no están a la altura del desastre humano y productivo que estamos atravesando”.
En su comunicado, CARBAP describió escenas que se repiten en gran parte del interior bonaerense: tambos que no pueden sacar la leche, caminos convertidos en trampas de barro y agua, productores que ven cómo se pierde un año entero de trabajo y familias que sienten el peso de la soledad frente a la ausencia de respuestas oficiales.
“No estamos hablando solo de agua, estamos hablando de vidas”
Con un tono cargado de dramatismo, la confederación advirtió que no se puede permitir que cada lluvia extraordinaria se convierta en “una tragedia anunciada”.
“Detrás de cada campo inundado hay un padre que no puede salir a trabajar, una madre que se pregunta cómo llegará la ambulancia si alguien se enferma, un chico que espera volver a clases, una familia que sueña con poder seguir viviendo y produciendo en el lugar donde nació. No estamos hablando solo de agua: estamos hablando de vidas, de futuro y de esperanza”, concluyó el mensaje.