El cielo está desapareciendo porque hemos dejado de verlo

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Nos jugamos vida. Desde los Picos de Europa, en el Norte de España, se buscan aliados para luchar contra la contaminación lumínica, una forma de alterar el medio natural silenciosa, pero «visible». Perder el cielo oscuro es perder una parte de lo que somos.

La Noche de Europa es mucho más que una cita con la astronomía: es un manifiesto y un movimiento social por los cielos estrellados y el derecho a la oscuridad. Creada por la Fundación Stars4All y Eurogaia, con el apoyo de Hablamos de Europa, esta iniciativa tiene su epicentro en los Picos de Europa, una de las últimas regiones libres de contaminación lumínica de la península ibérica y, probablemente, de la Europa continental.

Este enclave, donde aún es posible maravillarse con la Vía Láctea, se ha convertido los días 11 y 12 de agosto de 2025, especialmente la noche del 11 al 12, en el epicentro de actividades científicas, divulgativas y reivindicativas, con la participación de ciudadanos, científicos, alcaldes y divulgadores. Allí se impulsa el “Derecho al Cielo” como causa europea.

En el evento de La Noche de Europa se ha hecho entrega de “Estrellas”, esculturas de estrellas de mar del artista Carlos Burguete, a las astrónomas Noemí Pinilla-Alonso, del Instituto de Ciencias y Tecnologías Espaciales de Asturias, y Antonia Varela, directora de la Fundación Starlight e investigadora del Instituto de Astrofísica de Canarias, como reconocimiento por su investigación y defensa de los cielos estrellados libres de contaminación lumínica. 

Desde un lugar privilegiado, el Mirador de la Cruz de Posada de Valdeón, se ha leído el Manifiesto por la Noche de Europa. Ha participado el astrofísico y divulgador en redes Ángel Molina (@diarioastrónomo) quien ha conducido todo el evento y facilitado el taller “Tocamos el cielo” y ha dado paso a diferentes mensajes, intervenciones, música en directo y vídeos que han precedido a la observación astronómica de Las Perseidas, durante La Noche de Europa en Posada de Valdeón.

Los objetivos: luz inteligente, no desmedida

La propuesta es ambiciosa pero realista: reducir al menos un 50% la contaminación lumínica en las ciudades de España en la próxima década, con la intención de que sea un ejemplo para toda Europa. Esto implica revisar la normativa municipal, promover tecnologías de alumbrado responsables y crear zonas protegidas de cielo oscuro, tanto en áreas naturales como urbanas. Como señala el Manifiesto por la Noche de Europa, “proteger la noche no significa apagarlo todo. Significa iluminar con inteligencia y respeto. Significa usar la luz solo cuando, donde y como es realmente necesaria”.

En la tarde del 11 de agosto se produjo el Encuentro de los alcaldes de los Picos de Europa con los astrofísicos Antonia Varela y Alejandro Sánchez de Miguel. La gestión de los cielos en los Picos de Europa fue el tema principal tratado en el Centro de visitantes de Posada de Valdeón. Se profundizó en ello con la conferencia Picos de Europa, Derecho al Cielo y la presentación de los fotómetros TESS-W y su función en los Picos de Europa.

El astrofísico y divulgador científico Miguel Ángel Sabadell nos habla de recuperar el cielo estrellado y alude a LA NOCHE DE EUROPA como gran oportunidad. Fuente: La Noche de Europa.

¿Por qué urge actuar?

La luz artificial no es inocua. Si bien permite que las ciudades funcionen de noche, el abuso de iluminación —sobre todo la mal orientada, excesiva o innecesaria— tiene efectos negativos bien documentados. La contaminación lumínica afecta directamente a nuestra salud, altera los ritmos circadianos, el sueño, y, como advierte la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, puede estar relacionada con enfermedades graves como el cáncer de mama. Además, altera los ecosistemas: “La vida es tan activa por la noche como durante el día, y esta es para mí la principal razón por la cual necesitamos los cielos oscuros, especialmente en lugares ya protegidos como los parques nacionales”, explica Markus Kissler-Patig director de ciencia y operaciones de la Agencia Espacial Europea.

Las repercusiones económicas tampoco son menores: las zonas rurales asumen altos costes de alumbrado, a menudo ineficientes, cuando podrían beneficiarse del auge del turismo astronómico sostenible y convertirse en refugios de cielo oscuro. “La contaminación lumínica no solo borra las estrellas: altera ritmos biológicos fundamentales”, explica Alejandro Sánchez de Miguel, astrofísico especializado en contaminación lumínica. “Nos afecta a todos, desde insectos nocturnos hasta mamíferos, aves migratorias, plantas… y por supuesto, a los humanos”.

Ejemplo desde los Picos de Europa

El Parque Nacional de Picos de Europa se ha convertido en un modelo a seguir. Los municipios de la zona cumplen regulaciones rigurosas con presupuestos reducidos, poniendo en práctica estrategias que muchas grandes ciudades aún no aplican. Además de preservar la biodiversidad, estos pueblos están listos para beneficiarse de iniciativas de la Fundación Stars4All que permitirán monitorizar la calidad del cielo nocturno y orientar mejor las políticas públicas.

¿Por qué los Picos de Europa?, se pregunta Alejandro Sánchez, de la Fundación Stars4All, y responde “no solo este año, sino que repetiremos en la misma fecha del año 2026, el 12 de agosto (ese día es el eclipse total de sol que se podrá observar especialmente bien en los Picos de Europa, la noche en el día, durante unos minutos). Hay unas cuantas razones. Una de ellas es que, si observamos los datos satelitales, Picos de Europa es la región peninsular libre o casi libre de contaminación lumínica en toda su extensión. Otra razón: porque hay más de una decena de poblaciones, como Posada de Valdeón y Oseja de Sajambre, que desarrollan sus actividades dentro del Parque Nacional. 

Llamada a la acción

La Noche de Europa hace un llamamiento contundente a las instituciones europeas, nacionales y locales:

  1. Elaborar legislación específica contra la contaminación lumínica.
  2. Definir niveles máximos de luminancia y espectros de luz admisibles, basados en evidencia científica.
  3. Impulsar tecnologías de alumbrado que equilibren seguridad, eficiencia y protección ambiental.
  4. Crear zonas protegidas de cielo oscuro, tanto en entornos naturales como urbanos.
  5. Promover campañas de concienciación y participación ciudadana.

Por qué no podemos renunciar a la noche

En palabras del astrofísico Alejandro Sánchez de Miguel, “deberíamos preocuparnos del 50% del planeta de noche, igual que lo hacemos durante el día”. La noche no es solo oscuridad: es vida, descanso, biodiversidad, historia, ciencia e inspiración. Es parte de lo que somos como seres humanos y como europeos.

Defender la noche de Europa es, en último término, defender aquello que nos une: el asombro compartido bajo un cielo estrellado, el ritmo natural del mundo y la posibilidad de que las generaciones futuras sigan pidiendo deseos a las estrellas.

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