—¿En qué momento se encuentra la relación Argentina-Brasil y el Mercosur?
—La reciente Cumbre del Mercosur tuvo resultados positivos. La conclusión de las negociaciones externas con el EFTA y avances con Emiratos Árabes; hay muchos países interesados. Para la Argentina, el aspecto más importante del Mercosur hoy es el tema comercial, y en eso estamos de acuerdo. Brasil tiene otras prioridades también, que las vamos a desarrollar en la presidencia brasileña.
—Argentina negocia un acuerdo comercial con EE.UU. ¿Eso afecta al Mercosur?
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—Argentina está buscando acuerdos dentro de las reglas del Mercosur. Eso pasa por la decisión que se tomó en la cumbre de adicionar líneas arancelarias a las excepciones al arancel común. No tenemos problema con eso.
—¿Qué espera del vínculo Argentina-Brasil para los próximos años y cuál es la perspectiva comercial?
—En términos comerciales hubo una caída. En 2011 llegamos al punto más alto del comercio bilateral, con unos US$ 40 mil millones anuales. Eso bajó a US$ 22 mil millones. En los últimos años llegó cerca de los US$ 30 mil millones. Si logramos un acuerdo con el gas de Vaca Muerta para que llegue a Brasil en términos competitivos y estables, eso podría tener un impacto importante en la balanza comercial.
—La balanza es favorable a Brasil…
—Si uno mira el tema del comercio buscando superávit con todos, los números no cierran. El comercio internacional no puede tener solo superávit. Lo que hace un país es buscar superávit con algunos socios y aceptar que haya déficit con otros socios. Nos interesa el gas de Vaca Muerta; si eso tiene un impacto en la balanza comercial y dejamos de tener superávit, no es problema.
—¿Las empresas brasileñas están interesadas en invertir en Argentina?
—Hay interés. El sector privado y productivo brasileño está mirando a la Argentina, que es un mercado natural. Es un país vecino, socio y amigo. Pero hay cuestiones de la macroeconomía que se esperan para tomar ciertas decisiones.
—Cuando Lula Da Silva visitó Argentina, fue a visitar a Cristina Kirchner. Pasó a la inversa con Jair Bolsonaro y Javier Milei. ¿Cómo deben leerse esos movimientos?
—Hay que ver las cosas por lo que son. El presidente Lula dijo siempre que la visita a Cristina era una visita de carácter privado, a una persona amiga que pasa por un momento difícil. Era una manifestación de solidaridad con una persona con la cual tiene vínculos desde hace mucho tiempo.
—¿El presidente Lula cree que la situación de Cristina es similar a la que atravesó él?
—Nunca hizo esa comparación. Y es muy importante, porque el presidente nunca puso en tela de juicio la decisión de la Justicia argentina. Tampoco hizo comentarios sobre el rol del gobierno argentino en eso. Fue una visita de carácter privado a una persona que pasa por un momento difícil.
—¿Cómo es trabajar en Argentina, con un gobierno de un signo ideológico tan distinto, que está alineado con Israel o con Trump?
—Las diferencias de posición entre los países son normales. Es claro que el gobierno de Brasil y el argentino tienen posiciones distintas. Pero eso no implica para nada una contaminación de la agenda bilateral, que sigue bien.
—¿Habrá chances de que alguna vez haya una bilateral o una cumbre Milei-Lula?
—No puedo descartar que pueda pasar en el futuro. Pero creo que es un equívoco poner la relación bilateral rehén de que se encuentren, o que tengan esa bilateral o no tengan esa bilateral. No hay que forzar nada. Pero la relación no depende de eso.