La escena podría formar parte de alguna de las series sobre narcos que se emiten por distintas plataformas. Sin embargo, lo ocurrido en Berazategui no fue ficción, se trató de un hecho real, en el que, solo por azar, no hubo víctimas.
A raíz del violento episodio, los vecinos de la calle 104, entre 8 y 9, de la mencionada ciudad del sur del Gran Buenos Aires, alertaron al número de emergencias 911. Pero la policía nunca apareció.
Según los vecinos, el móvil del ataque a balazos contra el frente de la casa fue un ajuste de cuentas porque los inquilinos de la vivienda, en la que se vendería droga, se habrían quedado con parte de los estupefacientes.
Desde el domingo pasado, los habitantes de esa cuadra, situada cerca de Cruce Varela, pero en el partido de Berazategui, viven con miedo.
Esa noche, a las 23.26, dos sicarios llegaron en moto a la zona. Según quedó registrado en las cámaras de seguridad, los ocupantes de la moto realizaron una pasada a marcha lenta, como si buscaran una dirección.
Pero al llegar a la esquina giraron y volvieron sobre sus pasos. Más despacio. Entonces el conductor de la moto se detuvo ante la casa de frente blanco con grafitis rojos. Al mismo tiempo, sin descender de la moto y parado sobre los soportes del vehículo el segundo tripulante abrió fuego contra la casa.
Luego de disparar entre siete y ocho balazos contra el frente de la vivienda y sin bajar de la moto, los agresores huyeron. Ante semejante cantidad de detonaciones ninguno de los vecinos salió a la calle.
Uno de los habitantes del barrio llamó al número de emergencias 911. Sin embargo, el móvil policial nunca respondió al pedido de auxilio. La explicación que dieron en la central del 911 fue que debido a que no hubo muertos ni heridos no era necesaria la intervención policial.
Según los habitantes del barrio, en la vivienda baleada funcionaba un búnker de venta de drogas y los hombres que la alquilaban se habrían quedado con parte de los estupefacientes.
Entonces, el ataque a balazos habría sido una advertencia, un mensaje para que pagaran o devolvieran la droga que faltaba. En la agresión, los disparos fueron hacía el frente de la casa. Una maniobra que es conocida en Rosario, donde esas balaceras eran frecuentes, como una advertencia narco.