Desde hace dos semanas el dólar no deja de subir. El blue ya alcanzó este martes los $ 1.330, pero las demás variantes también subieron. En el análisis de las causas, los economistas burgueses y consultoras, coinciden en algunas, pero tienden a ocultar o disimular las verdaderas causas de fondo, que trataremos de abordar en esta nota.
Desde que comenzó julio, hace apenas 2 semanas el valor del dólar comenzó a incrementarse de manera mucho más acelerada. Con una suba del blue a más del 7%, mientras que el dólar oficial también sufrió un alza del 3,5% y también subieron los dólares financieros. Una característica de esta suba es que el blue (que suele reflejar el segmento más especulativo y volátil) pasó al primer puesto de las cotizaciones cosa que no había sido la tendencia de los meses previos. Este martes 15/7 el blue se vendió en algunas cuevas a $ 1.330, el valor más alto desde que se abrió el cepo allá por abril.
Por el pasado reciente y no tan reciente todos sabemos que un alza acelerada del dólar, más si venía de varios meses planchado, provoca expectativas en todo el mundo, desde los mercados financieros, hasta la economía real, desde los sectores más acomodados pero también en los sectores más castigados de la sociedad que son los que más sufren de los vaivenes (casi siempre hacia arriba) de la moneda estadounidense.
Por esta razón es bueno analizar lo más profundamente que podamos, las causantes de que esto suceda y también alertar sobre las consecuencias a futuro.
En este sentido, si uno hace un recorrido rápido por las opiniones de analistas económicos burgueses, o periodistas especializados o incluso consultoras financieras, surgen algunos puntos en común sobre lo que atribuir este alza.
Por un lado está el problema estacional, es decir en fines de julio se acaba la liquidación de dólares de las exportaciones del agro de la pampa húmeda que, si bien siempre son importantísimas para la economía argentina, este año lo fue más (y puede seguir siéndolo un par de semanas más aún) porque Milei los apuró en sus liquidaciones porque volverían a aumentar las retenciones a partir de este mes. Con lo cual el sector agroexportador hizo liquidaciones récord superior a 2.000 millones de dólares en una semana bursátil (un monto que no se liquidaba desde la época del “dólar soja” de Massa).
Otro factor estacional, pero de menor cuantía es la demanda incrementada de dólares por los turistas que viajan al exterior por las vacaciones de invierno, posterior al cobro de aguinaldos). Al acabarse en perspectiva las liquidaciones del agro y aumentar la compra por turismo, su lógica consecuencia es una tendencia a la suba del dólar.
Otro motivo es el excedente de pesos por Letras Financieras Intransferibles (LEFI) que colocó el BCRA que suman 15 billones de pesos y que el gobierno trata y tratará desesperadamente que no se vuelquen a comprar dólares, porque allí no sólo habría un problema de aumento de los dólares, sino un problema mayúsculo de las reservas del Central.
Por último todos los analistas coinciden en que el tercer factor, y no menos importante es la inestabilidad política, señada por un presidente con mucha debilidad, enfrentado últimamente al Congreso y a casi la totalidad de los gobernadores. Sumado a un panorama electoral incierto aún. Y obviamente acordamos con este enfoque, ya que el sector financiero-especulativo es de los más temerosos y cualquier “ruido” político los hace refugiarse en los activos más sólidos, en este caso el dólar.
Las causas de fondo de este aumento del dólar:
Pudiendo coincidir en mayor o menor medida con las tres causas anteriores que son las que todos mencionan, creemos importante ahondar sobre otras causas más profundas, que están a la base de las descriptas, que nos permiten sacar conclusiones y perspectivas a más largo plazo. Y que son, no casualmente olvidadas o subestimadas por las consultoras y analistas burgueses que temen ir a fondo para evitar corridas bancarias o cambiarias, debido a que todavía les conviene seguir haciendo negociados con los dólares que este gobierno les ofrece en bandeja.
El eje fundamental que explica la fragilidad del esquema cambiario del gobierno de Milei es la falta absoluta de dólares. Esta carencia de dólares reales tiene muchos orígenes, nosotros mencionaremos aquí los más importantes.
En primer lugar, está la falta de inversión extranjera directa, hace años que los niveles de inversión en Argentina son de los más bajos de Latinoamérica, lo ejemplifica el fallido RIGI del que tanto bombo hicieron y apenas trajo unos pocos miles de millones de dólares, a pesar de las leoninas condiciones que le ofrecieron en bandeja al gran capital internacional. Nosotros siempre hemos sostenido desde estas páginas que para superar el déficit de cuenta corriente de dólares, nuestro país necesitaría una inversión directa equivalente al 20% del PIB durante años, estas cifras son tan exorbitantes y tan lejos de las posibilidades reales, que ni vale la pena hacer la cuenta. Digamos solamente que la inversión prevista por el RIGI no llega ni al 5% del PBI, y ni siquiera está garantizado que ingresen rápidamente.
El otro punto por el que se perdieron dólares en los últimos meses fue la compra de dólares por parte de “personas humanas” y empresas. Desde que se abrió el cepo, lejos de sacar los dólares del colchón y volcarlos al mercado como pedía Caputo, lo que hicieron más de un millón de personas fue comprar cerca de U$S 2.000 millones y otro tanto hicieron las empresas. De tal manera que en este tiempo el Central perdió más de 4.000 millones de dólares de reservas.
El déficit de caja en dólares también está exagerado en el último tiempo por el turismo internacional. Al estar el dólar “barato” en términos cambiarios, lo que sucede es que la gente con cierto poder adquisitivo decide viajar afuera y gastar los dólares comprados en el país en el extranjero. Por contrapartida, la Argentina está “cara” en términos internacionales por lo que el turismo extranjero bajó considerablemente, de tal modo que el déficit neto subió a más de 5.000 MD. Lo peor es que en perspectiva, como el gobierno tiene como dogma mantener el dólar bajo para sostener una inflación baja, es poco probable que se decida a cambiar este esquema, por lo menos hasta después del 26 de octubre. Este déficit también se traslada a la industria, donde los importadores deciden importar mercancías de todo tipo que les resultan más barata en términos de dólares, y así podríamos seguir dando ejemplos.
Lo cierto es que esta fuga de dólares, se ha comido prácticamente todo lo ingresado por las retenciones al agro y la poca inversión directa que hubo. Y si le sumamos los pagos de la deuda externa que superan los 4.300 MD en estos meses, la resultante es que las reservas del BCRA cayeron por debajo de los 40.000 millones de dólares (38.800 son los datos publicados) a pesar del ingreso de los 14.000 millones del préstamo del FMI que ingresaron.
Es por eso que, un dato duro que abrió esta nueva tendencia alcista del dólar, fue la declaración del JP Morgan (el banco financiero encargado de avisar a cuánto especulador haya en el mundo dónde y cómo hacer ganancias rápidas), que a fines de junio publicó que ya no convenía seguir haciendo el carry trade (bicicleta) en argentina, es decir que transformaba sus tenencias en pesos, que les había aconsejado y promovido Milei y Caputo, y se pasaba al dólar y se los llevaba del país. Eso sí después de haber ganado más del 10% en apenas 2 meses. Esto fue una bomba para el gobierno, que ahora intentan todos disimular. Porque que el JP Morgan saque del país más de 1.000 millones de dólares, es la confirmación concreta que espera una tormenta, que no se trata como dicen desde economía de movimientos pasajeros, sino como sostenemos nosotros que las bases del plan no se sostienen. Que obviamente todos los elementos de la coyuntura ayudan y potencias, pero que los problemas estructurales que remarcamos no son fáciles de contrarrestar por lo menos rápidamente y que sólo podrían conseguirlo a través de multiplicar el ajuste de manera brutal sobre el conjunto del movimiento obrero, los jubilados, la salud y la educación, y eso es lo que por su debilidad política, pone en duda el JP Morgan en estos tiempos.
Las consecuencias de la suba:
Seremos muy breves en esto, ya que la inmensa mayoría de la gente ya lo sabe desde hace décadas. Y es que cada vez que se acelera el dólar, sea el blue o el oficial o los financieros, el resultado es siempre el mismo, se acelera la inflación y los que pagamos los platos rotos somos la inmensa mayoría de la población.
Y esta vez no es una excepción. La inflación ya empezó a aumentar en junio, aunque el distorsionado número del INDEC muestre el 1,6%.
Lo cierto es que julio, junto con el recalentamiento del dólar, vino con aceleración de los precios. Sobre todo de alimentos y bebidas. El arroz, café, yerba y pastas subieron el 2,3%. Las verduras hasta un 14% y la carne el 3,6% en sólo dos semanas.
Y según los especialistas en tendencia de precios, esto va a continuar por la disparada del dólar, porque si de algo están acostumbrados los comerciantes es a que cada vez que aumenta el blue, lo trasladan a los precios casi de manera idéntica. Así calculan que en la primera semana de julio la inflación global ya fue del 2,5%.
En definitiva, opinamos que las razones por las que aumenta el dólar son en parte coyunturales, pero en gran medida son estructurales inherentes al plan que sólo refleja ajuste y endeudamiento externo, sin ningún viso de crecimiento real ni inversiones. Y que esta suba debemos prever que seguirá trasladándose a los precios. Lo que a su vez hará más frágil e inestable la gobernabilidad política de Milei. Para esto debemos prepararnos.