La luz solar y las altas temperaturas alteran y deterioran los fármacos. Por ello, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), dependiente del Ministerio de Sanidad, advierte de que la adecuada conservación de medicamentos en verano es crucial para que estos mantengan sus características de calidad y seguridad.
Medicamentos más sensibles al calor
Según Clemente García Estévez, farmacéutico de Vigo, numerosos medicamentos son sensibles al calor, no solo aquellos que requieren refrigeración (2°C a 8°C), como pueden ser la insulina, algunos colirios y ciertos antibióticos. La exposición a altas temperaturas, además de afectar a la eficacia del fármaco, puede intensificar sus efectos secundarios. Por ejemplo, los diuréticos pueden causar deshidratación, mientras que los antihistamínicos y psicotrópicos como antidepresivos y ansiolíticos pueden dificultar la regulación térmica natural del cuerpo.
Cómo conservar los medicamentos en casa y en viajes
En casa basta con guardar en la nevera los que así lo requieran y el resto, en un lugar fresco y protegido de la luz (que no sea en la cocina ni en el baño). El problema suele surgir en los desplazamientos, durante los que es importante tomar precauciones adicionales para protegerlos del calor y de la luz. Según García, uno de los errores en los que se incurre muchas veces es dejarse los medicamentos «olvidados» en el coche a pleno sol.
«Nunca se debe guardar la medicación en el maletero o en la guantera del coche porque pueden alcanzar mucha temperatura», explica. Lo ideal es transportarla en un habitáculo con aire acondicionado si lo tiene y, si el medicamento requiere su conservación en frío, en bolsas térmicas o en una nevera portátil. Pero si no se tiene a mano ni una ni otra, el farmacéutico da un sencillo consejo: congelar una botella de agua –puede ser de medio litro– y colocarla con los medicamentos, debidamente protegidos con papel de periódico, que, según García, es un magnífico aislante.
Es muy importante trasladar las medicinas con seguridad / Anete Lūsiņa
Este truco sirve también si se va a pasar el día en la playa y ha de llevarse algún medicamento. La insulina, por ejemplo, no puede permanecer más de una o dos horas a más de 30 °C. Otros fármacos, como algunas hormonas tiroideas, supositorios, óvulos vaginales y antirretrovirales, que no requieren refrigeración, son igualmente sensibles a las altas temperaturas.
Señales de que un medicamento está deteriorado
Para simplificar la tarea, el farmacéutico vigués recomienda proteger del calor todos los fármacos, incluso aquellos que no requieren condiciones especiales de conservación. En cualquier caso, si un medicamento ha cambiado de color, huele diferente o presenta grumos, lo más seguro es no consumirlo y consultar al farmacéutico.
Clemente García aconseja leer el prospecto del medicamento, donde siempre están indicadas las instrucciones de conservación del mismo. En aquellos fármacos que requieran condiciones especiales de temperatura de conservación, estas aparecerán especificadas en el envase.
Medicamentos fotosensibles y riesgo de reacciones cutáneas
El farmacéutico vigués recuerda también que hay muchos medicamentos que son fotosensibles –antibióticos, antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno, naproxeno, piroxicam), antihistamínicos, antidepresivos, antimicóticos, etc.–, y que pueden causar reacciones adversas en la piel cuando se exponen a la luz solar o a la radiación ultravioleta. Estas reacciones, conocidas como fototoxicidad, pueden manifestarse como enrojecimiento, ampollas, inflamación o erupciones cutáneas en las zonas expuestas. «La lista de medicamentos fotosensibles es muy amplia, por eso es importante leer el prospecto», explica.
Botiquín de viaje esencial: Qué incluir
Botiquín de viaje básico: desde el analgésico a la crema para tratar las picaduras.
Cuando se realiza un viaje, es conveniente llevar un botiquín básico, que dependerá también del lugar de destino y de la actividad que se vaya a realizar, ya que lo que se puede necesitar en una zona de montaña puede diferir de lo que pueda precisarse en un destino de playa. Asimismo, este botiquín de viaje tendrá que tener en cuenta también la edad de los potenciales destinatarios.
Las medicinas nunca deben viajar en el maletero del coche. / Sam Lion
Según Clemente García Estévez, el botiquín de viaje ha de incluir algún analgésico –paracetamol o ibuprofeno–; una pomada analgésica para calmar dolores o molestias en zonas locales; un medicamento para las picaduras de insecto que reduzca el picor y la inflamación; un repelente de uso tópico (cremas, lociones); un antihistamínico si se es alérgico; un protector solar, ya que la quemadura solar es uno de los problemas más peligrosos y recurrentes de la época estival; algún remedio para la acidez; un medicamento contra el mareo; y otros productos elementales en cualquier botiquín, como un termómetro y tijeras, así como desinfectante yodado, esparadrapo y gasas estériles para tratar lesiones no graves.
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