El 9 de junio, Xabi Alonso comandaba su primer entrenamiento en el Real Madrid. Lo hacía con la participación de apenas cinco futbolistas al 100% y con el apoyo de jugadores del filial para completar el grupo. No importó. Desde el primer día, el técnico vasco ha cumplido con la máxima que dominará su mandato en el club blanco: «Ser reconocibles». Fue su carta de presentación en su presentación oficial, donde esbozó una enmienda a la totalidad de Ancelotti que, lejos de causar un tornado en Valdebebas, ha sido el motor para motivar a los jugadores en un Mundial de Clubes al que Real Madrid llegaba con dudas y donde ha ganado favoritismo, sobre todo, ha sido marcado como una prioridad desde la presidencia.
Defensa de tres como en el Leverkusen
El primer partido ante Al Hilal sirvió para demostrar que una revolución suave no iba a funcionar. Optó por una continuidad con el esquema 4-4-2 que salgó con dudas ante el conjunto saudí el que más daño fue capaz de hacerse en la fase de grupos. Sobre todo en la primera parte, que fue prácticamente de reconocimiento del torneo. Debutaron jugadores como Huijsen o Trent. Mientras que el primero se ha hecho con el mando de la defensa, imponiéndose a perfiles más veteranos como Rüdiger, el segundo no ha desplegado todavía su nivel óptimo.
Con Xabi Alonso, como sucedía en el Leverkusen hay que entender siempre una lectura flexible de los acontecimientos. La mejor muestra la dio en la pausa de hidratación del encuentro contra el Pachuca, cuando cambió el dibujo en inferioridad. Asencio, que sepultó su avance de la pasada temporada con un penalti ante Al Hilal y una expulsión frente al equipo mexicano, obligó a redimensionar los espacios. El Real Madrid fue capaz de someter a su rival desde múltiples registros: tanto con triangulaciones en espacios cortos como con pases en profundidad.
«En mi cabeza siempre ha estado ser flexible con los sistemas. Los jugadores saben por qué lo usamos y los beneficios que sacamos. En la primera parte hemos tenido mucha estabilidad, no nos hemos precipitado, esperando el momento. Nos da la salida del tres contra dos, Huijsen y Rüdiger podían coger altura. Tener esa flexibilidad siempre me ha gustado. Lo usaremos cuando toque», relataba un Xabi Alonso que ha conseguido que solo se hable de fútbol en ruedas de prensa largas, en las que comparte su visión sobre el juego.
Trabajo en la presión y Gonzalo como la gran revelación
El otro gran rasgo identitario del nuevo Real Madrid es la presión, aunque aquí todavía existe margen de mejora. Pero esto solo dependerá de la implicación de los jugadores. El equipo madridista ahogó durante un buen tramo la salida de balón del RB Salzburgo. Ahí construyó su victoria, con Gonzalo como estilete. El canterano es el que da ejemplo a todos sus compañeros con un esfuerzo encomiable y con inteligencia táctica. Es el que mejor ha captado los mensajes de Xabi Alonso, a través de desmarques y pases que habilitan a sus compañeros.
Sin embargo, en este aspecto el Real Madrid todavía tiene que redondear la intensidad para hacer un partido redondo. Lo que está claro es que el equipo ha dejado atrás la versión indolente que provocaba que los rivales superasen su primera línea con mucha facilidad. La creación del juego también ha mejorado ante la ausencia de un recambio natural de Kroos. Xabi Alonso ha completado el viaje de Güler del extremo al centro para aprovechar su bien pie. El turco está orientando el campo a su favor y generando los espacios necesarios para que el equipo avance.
«Me siento satisfecho. En un córner, lo perdemos, pero en la vuelta todos corren en sprint para ponerse detrás del balón. Cuando todos defendemos es muy importante. En la primera hemos recuperado más en campo contrario. Sin el compromiso es imposible hoy en día». Ese es el principal síntoma de que el mensaje de Xabi Alonso ha calado en un grupo que venía de dejarse llevar y donde todos miraban al de al lado antes de hacer un esfuerzo de más. En apenas 18 días, el vasco ha conseguido un Real Madrid que defiende con solidez, genera superioridades y es capaz de armar su propuesta desde la construcción con un 3-5-2 que parecía una utopía en territorio blanco. En definitiva, un equipo reconocible.